— Hola. Me llamo Alejandra y es mi primera vez —, dijo con la voz entrecortada.
— Hola Alejandra —, respondieron todos al unísono.
— Cuéntanos, Alejandra, ¿porqué estás aquí? ¿Qué te ha llevado a la decisión de unirte a nuestro grupo de terapia?
— Pues veréis... Resulta que tengo un problema... Cada noche una fuerza oscura invade mi alma, un pitido ensordecedor estalla en mis oídos. Ocurre a partir de las 00.30h, una voz extraña envuelve mi habitación y... Siento... Escalofríos...
Nadie se atrevió a hablar. Segundos después, el coordinador exclamó:
— Vale Alejandra, tranquila. Mañana iremos a hacerte compañía y te ayudaremos.
A la noche siguiente, en el piso de Alejandra, a las 00.29h...:
— Bien... Ya estamos aquí, solo queda esperar.
— Le aseguro que se escuchará, ¡lo hace cada noche para atormentarme!
— Tranquila, estamos contigo.
..... piii, piii, piii, piii, piii,... sonaba la alarma:
— ¡Oh no!, ¡¡las 00.30h!! ¡¡Ya llega!!
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Chan chan chan chan channnnnnnnnnn.........
♫♪♫♪ AAAAAAAAAAAAAAAAAAAALGOOOOOOO DE MIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII
AAAAAAAAAAAAAAAAALGOOO DE MIIIIIIIIIIIIIIIIIII
ALGO DE MÍIIIIIII, SE VA MURIENDOOOOOOOOOOOOO ♫♪♫♪
A Alejandra no le dio tiempo ni a reaccionar: todos salieron despavoridos. Aquella voz quedó grabada en sus cabezas. Jamás se recuperaron de aquel shock.
...
...
No, amigos. Ésta no es una historia alejada de la realidad.
Es -mi- historia. Mía y de mi vecina.
Mi maravillosa vecina.
Esa típica vecina que tantas veces nos ha hecho imposible la existencia.
Esa magnífica vecina que pasa de largo por las escaleras sin saludar.
Esa fascinante individua que cierra el portal rápidamente para no cruzarse contigo (a pesar de que vas tres metros detrás de ella).
Mi vecina... qué ser más curioso. No tiene otro momento del día para cantar, no. Me deslumbra cada noche con canciones de siempre:
♦ Algo de mí, de Camilo Sesto
♦ Perdóname, de Camilo Sesto
♦ Getsemaní, de Camilo Sesto
♦ Vivir así es morir de amor, de......... ah sí, Camilo Sesto
Sí, amigos, amigas...
Mi vecina es un amor.
Cada noche me deleita con su voz de pito, siembra minas por mis venas, me canta nanas aniquiladoras para que tenga lindas pesadillas.
A ella se lo debo todo: mi estrés, mi insomnio, todas mis enfermedades, cada inédito grano, mi caída de pelo, mi mala conexión a Internet...
Sí... Mi adorable vecina...
En tres minutos empezará de nuevo, salvadme, por favor...